Cecilia Blume, respuesta al articulo de Mario Vargas Llosa
:: Mario no vino a mi casa��
Vengo de regreso de un fin de semana en Ica y leo, a mi vuelta, un artículo de Mario Vargas Llosa sobre los días que pasó en esa soleada tierra productora de uvas, palta, mandarina y el mejor pisco del mundo. En él, Vargas Llosa relata el éxito de muchos agricultores que, gracias a su esfuerzo y tenacidad, han logrado hacer de esta región una zona de pleno empleo y mejorado el nivel de vida de muchas personas dedicadas a la agroindustria. Después de veinte años, en Ica se han abierto cines, tiendas por departamento, franquicias y, desafortunadamente, casinos y tragamonedas. Ica se caracteriza también por ser una ciudad plagada de ticos y mototaxis que circulan en un desorden impresionante. El cauce del río sigue lleno de basura y los mercados informales crecen sin parar. La gran mayoría de la población no cuenta con agua ni desagüe, aunque la cobertura del servicio eléctrico es total, evidenciando la ineficiencia del servicio público frente al desempeño privado.
Todo esto contrasta con el lado de Ica que parece haber visitado MVLL. A estas modernas empresas agroindustriales se llega por caminos asfaltados y, efectivamente, se trata de ejemplos de modernidad y progreso. Los agroexportadores tienen indudablemente un gran mérito, pero no podrían haber hecho esto fuera del contexto globalizado en el que vivimos. En Ica ha habido varias generaciones de agricultores emprendedores, pero no es sino hasta hoy que esos esfuerzos tienen resultados tan visibles. A esto ha contribuido, además de la expansión de los mercados, una cadena de infraestructura logística que incluye puertos, carreteras, plantas de frío, vehículos refrigerados, empacadoras y un desarrollo tecnológico impensable hace unos años. Todo esto, que sin duda es impresionante, podría tener un impacto incluso mucho mayor si el Estado tuviera una participación activa. Por ejemplo, con la concesión del puerto de Pisco o solucionando el problema del agua de Choclococha. O, más importante aún, mejorando la calidad de la educación de los iqueños y surtiendo adecuadamente los centros de salud para que no sea necesario venir a Lima por un simple yeso.
Para llegar a mi casa hay que pasar por todo ese lado de Ica al que todavía no le tocan el progreso ni la modernidad. Es aquí donde debe intervenir el Estado, redistribuyendo los impuestos que pagan los agroexportadores para que cuando vengan los inspectores extranjeros a los que alude Vargas Llosa los empresarios no tengan que barrer bajo la alfombra y puedan mostrar con orgullo su trabajo y su ciudad.
Cecilia Blume
respuesta del Articulo de Mario Vargas Llosa del 18 de julio del 2007
fuente: www.correoperu.com.pe
Vengo de regreso de un fin de semana en Ica y leo, a mi vuelta, un artículo de Mario Vargas Llosa sobre los días que pasó en esa soleada tierra productora de uvas, palta, mandarina y el mejor pisco del mundo. En él, Vargas Llosa relata el éxito de muchos agricultores que, gracias a su esfuerzo y tenacidad, han logrado hacer de esta región una zona de pleno empleo y mejorado el nivel de vida de muchas personas dedicadas a la agroindustria. Después de veinte años, en Ica se han abierto cines, tiendas por departamento, franquicias y, desafortunadamente, casinos y tragamonedas. Ica se caracteriza también por ser una ciudad plagada de ticos y mototaxis que circulan en un desorden impresionante. El cauce del río sigue lleno de basura y los mercados informales crecen sin parar. La gran mayoría de la población no cuenta con agua ni desagüe, aunque la cobertura del servicio eléctrico es total, evidenciando la ineficiencia del servicio público frente al desempeño privado.Todo esto contrasta con el lado de Ica que parece haber visitado MVLL. A estas modernas empresas agroindustriales se llega por caminos asfaltados y, efectivamente, se trata de ejemplos de modernidad y progreso. Los agroexportadores tienen indudablemente un gran mérito, pero no podrían haber hecho esto fuera del contexto globalizado en el que vivimos. En Ica ha habido varias generaciones de agricultores emprendedores, pero no es sino hasta hoy que esos esfuerzos tienen resultados tan visibles. A esto ha contribuido, además de la expansión de los mercados, una cadena de infraestructura logística que incluye puertos, carreteras, plantas de frío, vehículos refrigerados, empacadoras y un desarrollo tecnológico impensable hace unos años. Todo esto, que sin duda es impresionante, podría tener un impacto incluso mucho mayor si el Estado tuviera una participación activa. Por ejemplo, con la concesión del puerto de Pisco o solucionando el problema del agua de Choclococha. O, más importante aún, mejorando la calidad de la educación de los iqueños y surtiendo adecuadamente los centros de salud para que no sea necesario venir a Lima por un simple yeso.
Para llegar a mi casa hay que pasar por todo ese lado de Ica al que todavía no le tocan el progreso ni la modernidad. Es aquí donde debe intervenir el Estado, redistribuyendo los impuestos que pagan los agroexportadores para que cuando vengan los inspectores extranjeros a los que alude Vargas Llosa los empresarios no tengan que barrer bajo la alfombra y puedan mostrar con orgullo su trabajo y su ciudad.
Cecilia Blume
respuesta del Articulo de Mario Vargas Llosa del 18 de julio del 2007
fuente: www.correoperu.com.pe